jueves, 13 de junio de 2013

Llegar tarde

Por desgracia para las personas medianamente puntuales llegar tarde se ha convertido en una afición muy frecuentada por el común de mortales sobre la faz de la tierra, personalmente no me importa esperar a que la gente llegue porque en cuanto lleguen hago el imbécil y me olvido un poco de todo. O eso es lo que me gustaría decirme a mí mismo mientras mi barra de furia se va llenando poco a poco mientras miro a la gente pasar y pasear acompañados de otra gente, y que por mucho que veas que tienen una cara de aburridos que no pueden con ella, pero no están esperando a alguien que no llega, así que en ese round ellos ganan.

Pero bueno como siempre se dice lo bueno se hace esperar y la mayoría de las veces tiene razón, y la verdad es que cuando llegan mis cabroncetes pasarlo mal es casi una misión imposible, nuestra pequeña utopía donde hacer el imbécil es el único objetivo y las sonrisas la única finalidad. Esos pequeños momentos son los que te sujetan cuando un profesor se ríe en tu cara y le partirías la cara, pero no lo haces porque los barrotes de la cárcel te alejarían de la gente imbécil que necesitas tanto en tu día a día.

Agur!HasTa mañana


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