lunes, 7 de octubre de 2013

Exposiciones

La oratoria en público ese gran punto flaco de casi la totalidad de los mortales y es que puede llegar a incomodar hasta puntos realmente insospechados. Existen dos formas de enfrentarte a esas situaciones la opción uno consiste en llevarlo todo preparado al milímetro, pero te deja muy expuesto ante cualquier pregunta o cualquier cambio de itinerario. Por lo que tu respuesta o cambio de planing se vuelve muy difícil, lo que te deja vendido para el resto de la exposición y las futuras preguntas de la audiencia.

La segunda opción es improvisar y mostrar en todo momento una actitud tranquila y relajada, mostrando a la audiencia una charla más fácil de escuchar y en general más fácil de escuchar. Personalmente soy un defensor acérrimo del segundo método y de que las charlas sean organismos vivos con participación de la audiencia y la búsqueda de información entre todos, conformando la charla como la opinión de cada persona asistente.

Agur!HasTa mañana


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